CENTRO DE SURF DE SOMO

Somo. Ribamontán al Mar. Cantabria

El centro de surf se ubica en el límite entre la zona urbana y la playa de Somo, configurándose como un vestíbulo de acceso que resuelve la transición entre ambos paisajes. Se trata de un edificio multifuncional que nace con un doble objetivo: dinamizar la actividad turística y proveer de servicios a los surfistas.

Los dos usos, turístico y deportivo, se interrelacionan entre sí a través de un patio pasante que se abre en el corazón del edificio. Este patio es el centro vital, funcionando como zona de paso hacia la playa y espacio de relación para surfistas y usuarios del edificio. El ir y venir tablas y toallas se convierte en un desenfadado telón de fondo para las actividades turísticas y formativas que se desarrollan en el centro.

El desnivel existente entre la calle y la playa se salva mediante el escalonamiento del edificio en dos niveles. En el nivel inferior, a cota de calle, se da la bienvenida al visitante y se desarrollan las principales actividades del centro. En el superior, a nivel de la playa, se ubica la cafetería vinculada a una gran terraza con vistas panorámicas que sirve de reclamo para aglutinar mayor actividad.

Desde la playa, el edificio se muestra ligero y horizontal, diluyendo y desdibujando su presencia hasta pasar casi inadvertido. Desde el aparcamiento el edificio muestra una imagen robusta y abstracta, descomponiendo el volumen mediante un juego de bandas de hormigón y grandes cristaleras. Fachada e interiores se salpican con un juego de lamas de madera tropical que otorgan calidez a la sobriedad de los volúmenes de hormigón.

Proyecto realizado en colaboración con Javier Romero Soto.

MOAH Arquitectos. Estudio de arquitectura e interiorismo

PLEA BEACH HOUSE. LOREDO

Loredo. Ribamontán al mar. Cantabria

Plea está ubicado en Loredo, justo en el límite entre el pueblo y un bosque de pinares que desemboca en la playa. El proyecto nace con la vocación de ser mucho más que un hostel: es centro de formación de surf, restaurante para turistas y oriundos, cafetería, parada para los bañistas que van y vuelven de la playa… en definitiva: un punto de referencia y encuentro.

Uno de los principales retos era conservar la privacidad de los huéspedes al tiempo que se creaban toda una serie espacios de libre acceso con un carácter manifiestamente público. Para ello se organizan los espacios comunes en planta baja, muy permeables y volcados al exterior, y los espacios privados en las plantas superiores, con recorridos independientes y controles de acceso.

En los espacios públicos se crea un ambiente desenfadado y amable con colores vivos en el mobiliario y una estética urbana que combina la firmeza del hormigón, la sencillez del ladrillo y la calidez de la madera. El interior se dilata hacia el exterior gracias a las grandes cristaleras y al tratamiento de los materiales y la vegetación que se prolonga hacia el exterior.

Los espacios exteriores se organizan hacia el oeste, lo que permite disfrutar del sol de la tarde y la brisa marina y dar la bienvenida a los bañistas. Mediante la topografía y la composición de volúmenes, se crea un rico juego de terrazas, patios y graderíos.

En los espacios de descanso, se busca compaginar el carácter colectivo propio de un albergue, con el carácter privado propio de un hotel. Para ello se diseñan unos boxes de madera clara dentro de las habitaciones que permiten a los huéspedes contar con un espacio de privacidad y autonomía.

MOAH Arquitectos. Estudio de arquitectura e interiorismo